EN BOCA CERRADA NO ENTRAN MOSCAS

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En boca cerrada no entran moscas... en las muchas palabras no falta pecado; mejor es ser prudentes, y refrenar la lengua, aunque toque apretar los labios para no dar rienda suelta a la lengua y hablar mal de otros. Destaquemos lo bueno, y evitemos que la lengua se nos convierta en nuestro propio verdugo. Es necesario adquirir dominio propio para vencer la lengua y encerrarla para que no termine hiriendo  sentimientos y más bien aprenda a corregir con amor y sabiduría.
En boca cerrada no entran moscas... Hablar mal por envidia es insensatez y de traidores. Hablar mal, bloquea la alarma divina del Espíritu Santo en nuestra conciencia. No podemos cortar hacia afuera a otros con una tijera de acero y usar una de papel hacia nosotros.